domingo, 13 de febrero de 2011

Walked quietly around the room

La noche no es una buena hora para mi, en especial desde que tengo insomnio y tantas cosas en que pensar. Sin culpas ni disculpas por favor, que una canción no mata a nadie, ni las noches son mas cortas con falsos arrepentimientos, ni la cocaína escribe un best seller mientras duermo.
Cada día me parece mas difícil escribir por gusto mientras estés tan lejos, mientras no respondas llamadas y alargas citas pendientes, mientras siempre ocurra algo de ultimo momento que te libre de los reproches y derrumbe esperanzas, ¿ sera que perdí la suerte?.
La policía pasa cerca, Clapton suena lejos y hace parecer que cantar es cosa de niños;París luce como un sueño y San Francisco es mas blanco que la luna. En lugares tan lejanos aun me puedo soñar un futuro, y engañarme un poco, solo un poquito.
Tentar a la suerte tantas veces me hizo pensar que tal vez cambiaría la canción mas linda por la caricia mas corta.
Pero bueno, basta de tristeza y desamparo, fumar el cigarro de siempre en la ventana de siempre es una buena forma de sentir que aun quedan cosas interesantes y dulces para un Salmón cansado de perder.
 
Arréglate el cabello, lee un libro, escucha el radio, deja de fumar y espera a que todo vaya mejor. Consigue un trabajo, deja de navegar a altas horas de la noche, escribe en serio. Pon una flor en el balcón y arrójate al vacio con los ojos cerrados. No sabes la falta que me haces, y la promesa de vernos algún día no me conforta en lo absoluto.
La tempestad se vuelve una cosa de todos los días cuando te sientes resignado, terrible de verdad. Una canción sigue sin ser suficiente, un acorde no basta y la vieja guitarra de los mil blues ya no toca más.
Pero algo cambia. San Francisco se volvió azul mientras pensabas en ella, el aire se llena de su olor y el cigarro se acaba de fumar solo. Han pasado quince minutos desde el último pensamiento y no hay palabras. Lejos como siempre, ¿con quién hablo? Se corto la llamada…

miércoles, 9 de febrero de 2011

Mi novia se fue con tu novia

Desde que comencé a beber hace ya algunos ayeres, he conocido a muchas y muy variadas personas: gente ordinaria que solo buscaba un momento de relajación, alcohólicos empedernidos que llevaban 4 ó 5 días de farra, niñas agradables, mujeres encantadoras, viejas muy muy mamonas; rockstarcetes de cuarta, pseudointelectuales obsesionados con los 60´s (Morrison no sacará otro disco, ya está muerto) y un chingo de tipos bien agradables, eso que ni que.
Lo que jamás olvidare son las múltiples historias de ebrios que he escuchado, siempre tan parecidas a las mías. Los momentos en que todos se ríen del cabrón que se acaba de caer. Tampoco olvidare las tardes cantando canciones de Soda Stereo y las noches llorando con un par de locos como yo, entre Sabina y los tequilas.
No creo posible olvidar a las que me pagaron la cuenta bastantes veces, aun después de una discusión mortal acerca de nuestra fallida relación, o una escuálida explicación de porque  la novia de mi amigo era su pareja ideal.
Tampoco se olvida a las que llamamos ya entrada la madrugada, solo para decirles ya medio ebrios “qué bueno que estas bien”, o simplemente balbucear tonterías sin ton ni madre, o para recordarle que su novio es un pendejo, como si uno vendiera piñas.
Las canciones que aun debemos, las que aún no escribimos, las que algunos no van a leer  simplemente porque no se las enseñaremos, porque son nuestras y de nadie más, las ganas de ir a Buenos Aires y entrar a la cancha de Boca y gritar un gol, la fantasía de ir a Liverpool y visitar la mítica caverna de los Beatles (obsesión sesentera), las nenas que regalan besos y los cigarrillos no encendidos aun son las asignaturas pendientes.
Pero con calma, no nos preocupemos hasta que los cuarenta y diez nos alcancen, aun queda un rato… eso espero.