La noche no es una buena hora para mi, en especial desde que tengo insomnio y tantas cosas en que pensar. Sin culpas ni disculpas por favor, que una canción no mata a nadie, ni las noches son mas cortas con falsos arrepentimientos, ni la cocaína escribe un best seller mientras duermo.
Cada día me parece mas difícil escribir por gusto mientras estés tan lejos, mientras no respondas llamadas y alargas citas pendientes, mientras siempre ocurra algo de ultimo momento que te libre de los reproches y derrumbe esperanzas, ¿ sera que perdí la suerte?.
La policía pasa cerca, Clapton suena lejos y hace parecer que cantar es cosa de niños;París luce como un sueño y San Francisco es mas blanco que la luna. En lugares tan lejanos aun me puedo soñar un futuro, y engañarme un poco, solo un poquito.
Tentar a la suerte tantas veces me hizo pensar que tal vez cambiaría la canción mas linda por la caricia mas corta.
Pero bueno, basta de tristeza y desamparo, fumar el cigarro de siempre en la ventana de siempre es una buena forma de sentir que aun quedan cosas interesantes y dulces para un Salmón cansado de perder.
Arréglate el cabello, lee un libro, escucha el radio, deja de fumar y espera a que todo vaya mejor. Consigue un trabajo, deja de navegar a altas horas de la noche, escribe en serio. Pon una flor en el balcón y arrójate al vacio con los ojos cerrados. No sabes la falta que me haces, y la promesa de vernos algún día no me conforta en lo absoluto.
La tempestad se vuelve una cosa de todos los días cuando te sientes resignado, terrible de verdad. Una canción sigue sin ser suficiente, un acorde no basta y la vieja guitarra de los mil blues ya no toca más.
Pero algo cambia. San Francisco se volvió azul mientras pensabas en ella, el aire se llena de su olor y el cigarro se acaba de fumar solo. Han pasado quince minutos desde el último pensamiento y no hay palabras. Lejos como siempre, ¿con quién hablo? Se corto la llamada…

